Capítulo 100
Capítulo 0100
Julio ya no tenía ánimos para seguir comiendo; estaba lleno de frustración por las crudas palabras de Silvia. ¿Cómo no se había dado cuenta realmente antes de lo ingeniosa que era?
El cielo afuera se oscurecia gradualmente, y después de un trueno retumbante, un relámpago iluminó de inmediato el cielo. Silvia revisó su teléfono y ya eran las ocho de la noche. Normalmente a esa hora, llamaria a Nuria, y también verificaria cómo estaba Oscar.
Una figura imponente bloqueó al instante la luz frente a ella. No sabía cuándo Julio habia llegado detrás de ella.
-¿Qué estás mirando?
Silvia guardó rápidamente
su teléfono y lo miró. La expresión de Julio
mejoró un poco, pero sus ojos seguian siendo bastante agudos.
-¿Ya has terminado de comer ¿Puedo irme ahora?
-¿Tienes tanta prisa por volver? ¿Luis te contactó? -le preguntó
Julio de manera muy cuidadosa y pausada.
Silvia sintió que había algo más en sus crudas palabras.
-¿A qué te refieres?
Hoy, él había estado hablándole de manera bastante extraña, siempre mencionando a Luis. Además, en ese momento, el teléfono de Silvia sonó. Le echó un ligero vistazo y, como esperaba, era una
llamada de Luis.
Ella se sintió un poco nerviosa, pero Julio estaba bastante tranquilo.
-Te doy cinco minutos, cuando termines la llamada, vuelve de inmediato le dijo Julio con gran calma.
Al escuchar eso, Silvia tomó de inmediato su teléfono y salió de la villa. Cuando aseguró que no había nadie ni cámaras de vigilancia a su alrededor, se atrevió en ese momento a contestar la llamada.
-¿Hola?
-Silvia, Juan fue raptado por Julio.
Las palabras de Luis resonaron con fuerza en los oídos de Silvial como un fuerte trueno, finalmente entendió el significado detrás de las palabras de Julio antes.
-¿Qué significa esto? ¿Cómo puede Julio llevarse a Juan? ¿Cuándo descubrió Julio a Juan? ¿El sabe sobre la identidad de Juan? ¡Ah...! Oscar, ¿cómo está Oscar ahora?
Perdió por completo la compostura. Todo fue tan repentino, no se esperaba que Julio descubriera a Juan tan rápido.
-No te preocupes por eso ahora. Resolveré las cosas aquí y regresaré de inmediato. Ahora necesitas mantener la calma. Julio- probablemente aún no sepa sobre la identidad de Juan, e incluso si sabe que el niño es suyo, no le hará ningún daño, así que no tengas
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Silvia, sin embargo, no pudo calmarse de ninguna manera. Las grandes gotas de lluvia golpeaban con fuerza su rostro mientras estaba afuera. Cuando colgó el teléfono, su cuerpo aún temblaba.
Bajo la lluvia durante mucho tiempo, finalmente logró calmarse un poco antes de regresar a la villa. Jullo, de pie a cierta distancia, sostenía una copa de vino en sus manos largas.
-No te dije que te daría cinco minutos comentó mientras observaba a Silvia. Se dio cuenta de que ella estaba completamente
empapada y parecía estar en un estado de shock.
Definitivamente, Luis le había contado sobre el niño.
Julio vació su copa de vino, la dejo a un lado y tomó una toalla. Se acercó a Silvia.
-¿No sabes cómo evitar la lluvia? Entonces, ¿cómo has sobrevivido estos años en el extranjero? -le preguntó, mientras le secaba el cabello a Silvia.
Esta acción lo sorprendió e incluso a él mismo. Pero eso fue lo que hizo.
Silvia, que estaba un poco pálida, bajó la mano que tenía a su lado y le preguntó con voz tensa: ¿A dónde llevaste al niño?
Los labios delgados de Julio se entreabrieron levemente: -Ya está en un lugar muy seguro.
Silvia se derrumbó por completo, con los ojos enrojecidos: -i Devuélvemelo!
Julio hizo una pausa repentina con la mano.
-Antes de devolvértelo, tengo una pregunta que quiero hacerte.
Su garganta se iba comprimiendo hasta el punto en que sus ojos se iban volviendo cada vez más rojos.
-¿Juan López es realmente el hijo tuyo y de Luis?
¿Juan López? Silvia se sorprendió muchísimo. Y antes de que pudie reaccionar Juli continuó: -Olvida todo eso, no necesitas
respondérmelo.
Julio se inclinó cada vez más hacia
su oído, su atractivo rostroque ahora reflejaba gran frialdad.
-¿Ahora recuerdas muy bien quién soy, señorita Orellana?
Silvia no le respondió.
Julio arrojó la toalla al suelo y agarro con gran fr
su muñeca,
tirando de ella hacia arriba.
-¿Qué estás haciendo?
Silvia entró en pánico total.
Llegaron a la habitación donde Silvia vivía, y Julio abrió la puerta con tan
mano libre Lo que en ese momento vio fue una foto en blanco y negro muy llamativa y una urna fu