Capítulo 90
Capítulo 90
Capítulo90
Él se creía que, aparte de no tener ningún sentimiento por Irene, le había dado el trato digno de ser la esposa del presidente. En la familia Hernández, ella vivía con lujos, tenía sirvientes que la atendían y no había sufrido ni un ápice de maltrato. Incluso le había dado una tarjeta adicional, y en términos de dinero, él nunca escatimaba. Aunque es cierto que durante los tres años, Irene
nunca había utilizado esa tarjeta.
Pero eso era mucho mejor que cuando ella trabajaba como enfermera en el sanatorio.
¿Por qué ella decía estas cosas? ¡Era como si hubiera sufrido y sido maltratada!
Alejandro se sentía cada vez más enojado, sus ojos se enrojecieron ligeramente y apretó la
mandíbula.
-Eres terca y no te rindes. Ya que eres la jefa aquí, no voy a ser educada contigo. En relación a este
asunto, debes brindarme una explicación.
O me compensan con un collar idéntico, que no es tan caro, dos millones, más o menos.
O encierran a esta camarera maliciosa en la cárcel.
Y tú, como jefa, también eres responsable. Debes disculparte y reconocer tu error frente a todos. El
dinero no es un problema, principalmente no puedo soportar este agravio- dijo Leona, alzando su
cabello ondulado y rodando los ojos de manera perezosa.
Ella no iba a reconocer a esta ex cuñada frente a tanta gente, era vergonzoso.
Además, esta era una rara oportunidad para burlarse de esta campesina. Ahora que ella ya no era
la amante del Señor Pérez, era solo una trabajadora insignificante, y iba a maltratarla.
-Señor Hernández, ¡han maltratado a la señora!-César siempre ha despreciado a Leona, y ahora
está muy preocupado.
-Espera un momento.
Alejandro entrecerró los ojos ligeramente, su curiosidad por su ex esposa era inusualmente
intensa.
Nunca había visto a Irene en el ámbito profesional. En su impresión, ella era simplemente una
ama de casa tranquila y obediente.
La industria hotelera es un sector de servicios, y los trabajos de servicios no son fáciles. El quería ver si Diego la había puesto como jefa por alguna razón y si tenía la capacidad de resolver este
problema con Leona.
-Señora liernández, su collar tiene un valor de dos millones. Esto es suficiente para iniciar una
averiguación.
Si realmente desea recuperar sus pérdidas, podemos ayudarla a presentar una denuncia. Después de todo, cada minuto cuenta, y mientras más temprano se haga la denuncia, mayor será la
posibilidad de encontrar el collar.
Además, cuando la policía llegue, todos los empleados del hotel, incluyéndome a mí, estaremos dispuestos a cooperar en la averiguación. Todas las cámaras de vigilancia y las pertenencias personales de los empleados pueden ser revisadas por la policía con una orden de registro- Clara
mantuvo una actitud calmada y serena.
Las personas a su alrededor también comentaron.
-Si, esto debería ser reportado a la policía de inmediato. ¿Qué sentido tiene estar aquí
preocupándose?
-Creo que ella simplemente olvidó dónde dejó sus cosas y ahora está inventando excusas aquí.
Leona estaba furiosa, su rostro se puso rojo como un trozo de carne de res.
-¿De qué sirve averiguar? ¡Este ladrón ya ha trasladado mis cosas!
-¡No soy una ladrona! ¡No te he robado nada!-La camarera estaba tan furiosa que sus ojos se C0ntent © 2024 (N/ô)velDrama.Org.
volvieron rojos y temblaba por todo el cuerpo.
-En nuestro hotel, excepto los baños, el centro de duchas y los vestuarios del personal, todas las
áreas están equipadas con cámaras de alta definición.
Además, después del incidente, tomé el control de todos los empleados del departamento de
habitaciones de inmediato. Si alguno de ellos te robó, el objeto robado debería estar todavía en el
hotel y no habría tenido tiempo de sacarlo.
Clara sacudió su teléfono celular y agregó–Además, cuando llegué aquí, ya había llamado a la
polícia. Estarán aquí en aproximadamente diez minutos.
En cuanto a la disculpa que exige, una vez que se haya llegado a una resolución y se haya
manejado todo, no solo me inclinaré, incluso me arrodillaré sin dudarlo.
La forma en que ha abordado el problema ha sido muy completa y meticulosa, sin dejar ningún
detalle sin atender.
-¡La señora Hernández es realmente increíble! ¡Esta forma de manejar la situación es asombrosa!–
César no pudo evitar suspirar, parecía que se estaba convirtiendo en el fans de la señora
Hernández.
Alejandro lo miró fríamente, pero en lo profundo de su corazón, sintió un ligero movimiento.
No pudo evitar admitir que la forma en que Irene resolvió rápidamente el incidente, con calma e
inteligencia, mostró una determinación y elegancia impresionante. Ya no era la esposa anterior
atrapada en una esquina, sumisa y temerosa.
-Bien, tú lo has dicho, no te he obligado–dijo Leona apretando los dientes con fuerza.
-Por supuesto, como jefa del hotel, es mi responsabilidad cuidar de mis clientes, pero eso es
siempre y cuando hayamos cometido un error de verdad.
Clara sonrió ligeramente, sus ojos brillaban, pero no había ni una pizca de alegría.
En ese momento, Aarón regresó apresuradamente con el gerente de habitaciones, sosteniendo una
bolsa de plástico con cuidado, como si fuera un policía manejando evidencia.
-¡Lo encontramos! ¡Encontramos el collar de la señora Hernández!