Capítulo 1
Capítulo 1
Nerea Carris habia fallecido.
Su alma vagaba por el cementerio, recordando cómo había terminado su vida como la heredera principal del Grupo Carris, arruinada por su obsesión por un hombre indigno. Era una situación tanto trágica como risible. Justo cuando su alma estaba a punto de disiparse, una figura desconocida capturó su atención.
Bajo la sombra de densos pinos, se destacaba un Rolls Royce negro. De él descendía un hombre de figura imponente, cargando un gran ramo de iris azul violeta.
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Las flores brillaban con una intensidad que capturaba la mirada, eran sus favoritas en vida.
Al acercarse, pudo ver claramente al visitante.
Era un rostro tan hermoso y sereno que había sobresaltar el corazón, con unas cejas que delineaban unos ojos profundos y tristes. La linea perfecta de su hariz descendía hacia una mandibula bien definida, creando un conjunto de rasgos como si hubieran sido esculpidos con especial atención por el creador, sin nada que sobrara ni faltara,
¿No era él… Roman, el heredero del destacado conglomerado Dazz de Londres?
¿Qué hacía aquí, parado frente a su tumba?
Curiosa, lo observò más de cerca. El hombre se detuvo ante su lapida, clavando su mirada en las palabras “Nerea Carris, hija querida de Pablo Carris y Camelia Carris”, su figura comenzó a temblar y sus ojos se teñían de un rojo intenso, como Incrédulo, en su pálido rostro sin un ápice de color, lo que lo hacia parecer más siniestro y extraño.
Luego, una risa baja y terrorifica emergió de su garganta, escalofriante al oído.
¿Por qué parecía tan loco y desesperado? ¿Por qué su risa sonaba tan triste y desolada?
Antes de que pudiera resolver su confusión, lo inimaginable sucedió,
El hombre se arrodilló frente a su tumba y comenzó a cavar con sus manos.
-¡Oye, estás loco?! ¡Detente! ¿Qué estás haciendo?
-¿Por qué estás excavando mi tumba? ¿Te conozco?
Nerea estaba enfadada y ansiosa, rondando a su alrededor, pero siendo solo un débil espíritu, sus protestas pasaban desapercibidas.
-¡Sr. Roman! ¡Sr. Roman!-
Desde detrás, un sonido de pasos apresurados se acercaba. Un asistente corrió desde el auto, agarró su brazo casi suplicando, Sr. Roman, por favor, deténgase. La señorita Nerea, ella… ella ya está
muerta.
-¡Fuera!
El hombre rugió de repente, sus ojos rojos ardian con furia, aterrando tanto al asistente como a Nerea, que retrocedieron unos pasos.
-Ella no está muerta. NôvelDrama.Org © content.
-Ella no está muerta…
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Reta esa hase una y otra vez, sus manos va sangrando por la excavación, mezclaba su sangre con la TOTA INNOWA Completamente inconsciente del dolor como un muñeco sin vida. Qué visión tan desparadora
El asistente no pudo contener las lágrimas, y Nerea tambien quedo impactada, tratando de recordar cualquier conflicto pasado con el
Roman, un titan de negocios en Londres con una fortuna que to colocó en lo más alto de la lista Forbes, era conocido por su crueldad y temido por muchos. Ella y él no se conocían bien, habiendo tenido solo unos pocos encuentros desagradables.
Recordo que de niña, el le habia ofrecido una muñeca como gesto de amistad, pero no solo rechazó el regalo, sino que también lo pisoted, declarando que nunca sería amiga de un loco.
Con los años, su temible reputación y su ascenso al poder solo hicieron que ella quisiera mantenerse lejos Lo único que tenian en común era escuchar que el habia intentado cortejar a Amapola, sut hermanastra, la misma que la traicionó con su prometido y la empujó desde una azotea.
Pero, ¿qué tenia eso que ver con ella? ¿Por qué estaba desenterrando su tumba?
-La señorita Nerea, en vida nunca le presto atención al presidente, ¿por qué lo torturaria asi después de su muerte?
El asistente, con lágrimas en los ojos, miraba la lápida, lleno de reproche y desden.
Nerea estaba confundida, ella torturandolo? Si alguien estaba perturbando a alguien, era Roman excavando su tumba… Espera un momento.
En el interior de la luz tenue, Roman realmente habia desenterrado su ataúd con sus propias manos. Justo cuando ella se sentia aliviada de que el ataud estuviera hecho de madera de cedro del Libano, material tan robusto que ni siquiera teniendo fuerza sobrenatural podria abrirlo, el sacó de su abrigo una navaja militar, nueva pero con aire de antigüedad.
¿Por que le resultaba tan familiar esa navaja? ¿No era acaso el regalo que su tio le había dado en uno de sus cumpleaños? ¿Como habia llegado a las manos de ese hombre?
Con la boca abierta de asombro, vio a Roman forzar la apertura de su ataud con esa firme navaja.
¡Qué descaro! ¡Usar su propia navaja para profanar su tumba era una ofensa mortal!
Cuando el cuerpo de la joven quedó expuesto a la luz del sol, el aire se llenó de un silencio sepulcral,
Nerea observaba su propio cuerpo, había sido empujada desde el piso veintiséis, pero afortunadamente habia caido en una red de seguridad, dejando su cuerpo intacto. El embalsamador habia hecho un trabajo magnifico con su maquillaje, aunque yacía en el ataud, parecía más dormida que muerta.
Tan joven aún. Si pudiera vivir de nuevo, no volveria a cometer los mismos errores…
Con un suspiro, Nerea miró a Roman con algo de irritación, pero su reacción la dejó estupefacta.
Al ver el cuerpo tranquilo y sin vida de la joven, los ojos de Roman se vaciaron por completo, transformándose en abismos insondables de oscuridad, mientras sus labios palidecian, mostrando una expresión indescriptible.
Como si le hubieran arrancado el alma, dejando atrás solo un cascarón vacío.
Como si… todo su mundo se hubiera derrumbado.
Tras un largo momento, un gemido de dolor, como el de una bestia moribunda, llenó el aire.
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Con las manos manchadas de cangre y ha
avants con delicades el rostro de ella desde el stack, como & putovlera condendo al bancos más preciado del mundo y depositó un beso devoto en sus
Ishine
Las primas del hombre racorerst al sarana y hang catrs
cubrín nu biscI ESHMANHIARAMA
de la joven, mientras que el alma de
Men Nach demasiado Tris bais TATA PAANIA A dva le haya matada a todove y te
Boompahare
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