Chapter 79
Chapter 79
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Al otro lado del teléfono, una voz masculina resonó, “Señorita Oliveras, hace tiempo que no nos poníamos en contacto. Buscar a alguien es fácil, cien mil, esta noche tendrás los
resultados.
Conoces las reglas, solo trabajamos viendo el dinero.”
“Está bien, te haré la transferencia ahora mismo. Te enviaré el nombre, esa noche debo ver los resultados.”
“Con el dinero en mano, puedes estar tranquila.”
Tras colgar el teléfono, Pilar decidió no seguir de compras y se dirigió directamente a su apartamento.
A las 8 de ia noche, la otra parte envió puntualmente la información que Pilar había solicitado.
Résultó que Sofía, después de su divorcio, se había mudado a Ciudad Nube, tuvo dos hijos y en la sección de estado civil todavía aparecía como divorciada. Los dos niños tenían poco más de tres años y asistían al preescolar.
Efectivamente, había adivinado correctamente, esos niños eran de Rafa.
Sofia, ¿por qué trajiste a los niños de vuelta? ¡Por qué! No puedo dejar que Rafa sepa de la existencia de los niños, solo queda…
Sacó su móvil y llamó de nuevo a ese número.
“Señorita Oliveras, ya le envié la información, ¿hay algo más?”
“Necesito que hagas algo por mí, una vez hecho, te pagaré un millón.”
“Jeje, claro que sí, mientras el dinero esté en mano, no hay nada que mis hermanos y yo no podamos hacer.”
Tras decir eso, Pilar explicó.
“Señorita Oliveras, esto no es poca cosa, necesito un millón de adelanto y otro millón una vez terminado.”
“Tú… Está bien, pero hazlo limpio.”
“Puedes confiar en nosotros, no es la primera vez que trabajamos juntos.”
*Menos charla, te enviaré el dinero ahora, hazlo rápido.”
“No se preocupe señorita, será rápido y eficiente.”
Tras colgar, el hombre murmuró, “Esta mujer, cuando se pone seria, es incluso más despiadada que nosotros.”
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El hombre llamó a dos personas que estaban detrás de él. “Tenemos trabajo.”
Los tres salieron en el coche.
A primera hora de la mañana, Camila ya había ido a comprar pastel de calabaza. Cuando Sofía recibió una llamada de Daniel, pensando que se iría al día siguiente, decidió despedirse en persona de su hermano Dani. Leonardo y Noelia insistieron en acompañarla, por lo que Sofía salió con los dos pequeños. Justo al llegar al centro comercial donde habían quedado para comer, Noelia vio a un payaso vendiendo globos en la entrada y corrió emocionada hacia él queriendo comprar uno.
Leonardo la siguió, y Sofía, parada a un lado, recibió una llamada, “Hermano Dani, ya estamos aquí, aún no hemos entrado, estamos en la entrada del restaurante.”
“Acabo de aparcar, subiré en el ascensor enseguida. ¿Leo y Noe también vinieron? Después de comer podemos llevarlos a pasear y comprar algunas cosas para llevar.”
“Sí, ayer ya compramos bastantes cosas, cuando llegues, comemos.”
“De acuerdo, entonces comemos primero.”
Sofía colgó y al darse la vuelta, no vio a Leonardo ni a Noelia cerca de los globos, lo que la puso nerviosa de inmediato. Comenzó a empujar a través de la multitud tratando de encontrarlos, pero sin éxito, lo que la hizo entrar en pánico. Mientras llamaba a sus nombres, preguntaba frenéticamente a la gente alrededor si habían visto a dos niños, pero todos negaban con la cabeza.
Al llegar, Daniel vio a Sofía corriendo de un lado a otro, preguntando desesperadamente, con los ojos ya rojos de la preocupación.
“Sofi, ¿qué pasa?”
Al ver a Daniel, Sofía ya no pudo contenerse y rompió a llorar. “Leo y Noe… desaparecieron. Justo… Noe quería comprar un globo y Leo la siguió… Después de hablar contigo, cuando miré hacia atrás… ya no estaban. ¡Oh, Dani, qué hago!”
Daniel trató de calmar a Sofía, sujetándola suavemente por los hombros. “No te preocupes, vamos a hablar con el encargado del centro comercial para revisar las cámaras de seguridad. En este corto tiempo no deben haber ido muy lejos. Además, llamaremos a la policía para hacer un informe, aunque si no han pasado 24 horas es probable que no lo tomen en serio, pero haremos el informe de todos modos.”